Adaptada al territorio y a los usos cotidianos la arquitectura popular nos “habla” de sus habitantes y las necesidades más básicas y cotidianas. La funcionalidad de estas construcciones marca una primera premisa; casi todo lo que se construye sirve para algo, desde las casas hasta la fuente más pequeña tienen que tener una utilidad. Por desgracia, al perder el uso para el que fueron concebidas el deterioro ha ido aumentando perdiéndose una buena parte de los elementos. Por eso la protección de todo aquello que se mantiene es imprescindible, hay que intentar no perder estas construcciones que nos remiten a nuestro pasado y a una forma de vida que desaparece. Desde la Plataforma en defensa de la Arquitectura tradicional de Aliste se realiza un trabajo de difusión y conocimiento para intentar parar en lo posible la perdida de elementos constructivos únicos.